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IGNANA

EL PODER DE LAS IMÁGENES ( II ): “Deslumbrados, Atrapados, Construidos”

EL PODER DE LAS IMÁGENES ( II ): “Deslumbrados, Atrapados, Construidos” (Trabajo realizado por Rocío González Brey, Manuela Paz Baña, Elena Cristóbal Ochandio e Ignacio Javier Calvo Ríos).
“Cuando éramos niñas, España empezaba a formar parte de las sociedades consumistas, y se hablaba mucho de la importancia del Ser, frente al Tener (Eric From)... Hoy, sin embargo, hemos pasado a la sociedad de la Apariencia, del Espectáculo”.

Nos percibimos a nosotros mismos a través de la mirada de los demás, primero de nuestra familia, después del entorno más próximo, como la escuela, los amigos. Actualmente juega un papel importante el reflejo, espejismos que nos imponen los medios de comunicación, sobre todo los publicitarios. Tratamos, sin conseguirlo, de acercarnos a los estándares presentados como modelos de perfección. Perdidos entre ¿quién soy? ¿quién quiero ser?... las imágenes de los medios nos presentan unos "ideales" de los que es difícil desligarse (joven, delgado, guapo, famoso, con dinero fácil...).
En un mundo de "apariencias", en un mundo en el que a veces es difícil distinguir entre los "real" y lo "virtual", la construcción de la identidad se basa muchas veces en "imágenes de nosotros mismos" que no son reales, muchas veces dadas por otros; en "imágenes de lo que hay que llegar a ser" que son igualmente ficticias o inalcanzables... Incluso todo esto se enreda por las posibilidades que tenemos hoy en día de "construir una identidad ficticia, con características personales y sociales diferentes de lo que uno en realidad es"...

Hoy, los niños quieren ser de mayores “famosos”, “ídolos mediáticos”, aparecer en algún programa de televisión, quieren trabajar poco (o nada) y ganar mucho dinero. Como los personajes de los reality shows (en cuya denominación ya se encierra la contradicción) cuyas vidas mostradas sin pudor en la pantalla por grandes sumas de dinero parecen atractivas, fáciles, divertidas. No importa demasiado que poco después te muestren el mismo personaje en otras facetas mucho más cotidianas, aburridas. Nos quedamos con la primera imagen.

Si la televisión se había convertido en la tercera institución educativa, junto con la familia y la escuela..., hoy va camino de convertirse, en algo más. Como indica Delval, “niños y adolescentes adquieren una gran cantidad de conocimientos y valores, fundamentalmente a través de la publicidad, televisión, videojuegos...” (DELVAL, 1994: 16). Y esta “cultura” que el niño aprende en su socialización (su imaginario) es lo que va dando significado a su vida cotidiana y va determinando sus pautas de comportamiento. Son los medios, junto con las multinacionales, los que hoy están educando...

Creemos que una educación en la “Cultura Visual”, que parte de los “imaginarios” de los alumnos y ayuda a comprender la realidad y las representaciones que de ésta tenemos, puede ser la clave para que niños y jóvenes sean capaces de “analizar e interpretar las manifestaciones que los medios les presentan.

La saturación de imágenes hoy, como elemento de consumo masivo en nuestra sociedad exige educar para saber "mirar", analizar y comprender la imagen…

La Cultura visual encuentra especial sentido en una educación integral, que parte de la realidad y forma al alumno como una persona capaz de adaptarse a su medio, pero de manera crítica. Se convierte entonces en una herramienta para construirse, desde la trayectoria vital, desde la propia biografía, desde nuestros imaginarios.

La Cultura Visual puede convertirse en herramienta para organizar el conocimiento de nuestros alumnos, partiendo de sus realidades para enriquecerlo y encauzarlo. De manera constructiva y crítica.

W. Sarovan dice que una fotografía dice más que mil palabras, sólo “si uno mira la imagen y dice o piensa mil palabras”. “La imagen será un elemento de comunicación si provoca la reflexión crítica en lugar de la seducción de los sentidos, la autocomplacencia que fetichiza la forma” (Sánchez Noriega, 2002:402)

Para algunos estudiosos la imagen gratifica de forma inmediata, pero en cambio, la lectura supone un mundo abstracto de conceptos y reflexión que requieren cierto grado de esfuerzo intelectual. Los medios buscan a toda costa la producción de sensaciones, eliminar el aburrimiento.

La sencillez de la sintaxis visual de un medio como la televisión, apoyada en estímulos visuales y auditivos de fácil decodificación, induce a la asimilación acrítica e irreflexiva de los contenidos. La gratificación sensorial de las imágenes nos instala en los mundos simulados que los medios recrean. Como ejemplo más espeluznante recordamos las imágenes ofrecidas durante la Guerra del Golfo, la invasión estadounidense , controladas por la CNN, manipulaba opinión pública. Las cámaras de visión nocturna nos hacía pensar en un videojuego, más que en una verdadera tragedia para los que sufrían el ataque.
Ignacio Ramonet habla de un “chantaje para la emoción” donde la información está fascinada por el espectáculo; según él, la televisión construye la actualidad y ha obligado a los otros medios de información a adoptar su estilo propio al condenar al silencio y la ignorancia a los hechos que carezcan de imágenes.

El mismo autor alega tres razones por las que ver la televisión no es estar informado: “La primera, porque el periodismo televisivo, estructurado como ficción, no está hecho para informar sino para distraer; en segundo lugar, porque la sucesión rápida de noticias breves y fragmentadas (una veintena por cada telediario) produce un doble efecto negativo de sobreinformación y desinformación; y, finalmente, porque querer informarse sin esfuerzo es una ilusión más acorde con el mito publicitario que con la movilización cívica”.

Compartimos la opinión de este autor, en que pretender estar informado sólo con este medio es una falacia y añadimos también a las razones alegadas, el que la televisión también es utilizada por los que detentan el poder, con más o menos descaro, para imponer su visión y justificar sus actuaciones.

Nos preguntamos si debemos entonces conformarnos con la mera crítica. ¿Qué postura podría ser más beneficiosa para promover actitudes reflexivas, críticas, dialogantes?

Muchos educadores se dedican a seguir criticando a la televisión, Internet o los mass media y acaban haciendo apologías moralizantes que no permiten a los alumnos, o a los propios docentes ser más reflexivos y más lúdicos con el trabajo de la imagen en la escuela.

Creemos pues que esta posición un tanto derrotista no ayuda a “construir” la propia mirada, la reflexión personal y narración de lo que contemplamos y que debemos ir más allá. Compartimos la opinión de Jordi Rodríguez Artés que clarifica lo que debiera ser una educación con imágenes en una sociedad como la nuestra en la queramos o no las tecnologías audiovisuales y las pantalla televisiva son los medios más habituales de conocimiento.

Este docente de primaria afirma lo siguiente “Cuesta mucho que los docentes trabajen con video, con DVD o con fotografias ya que suelen hacerlo como instrumento, pero no permiten que ese instrumento, ese canal de expresión lo utilicen los alumnos de manera más abierta, creativa y experimentadora. eso ocurre simplemente porque sus proyectos educativos no contemplan el pensar en que el alumnos sea creador y experimentador sino simplemente usuario reproductivo, mimético consumidor de producto pero no se plantean que el alumno sea creador y emisor de mensajes con imagen. De ser así el alumno atesora nuevos criterios y a la vez se convierte en creador activo que al tomar ese papel conoce más a fondo las claves y las bases del funcionamiento mensajístico y técnico de la imagen digital. eso puede ayudar a construir una mirada más rica, elaborada, con dudas, con preguntas y así su mirada se enriquece y no tiene un horizonte final”

La educación no puede limitarse a BOMBARDEAR, a MONOLOGAR (como hacen los medios, como hacen con las imágenes), debemos fomentar, el DIÁLOGO y la NARRACIÓN.
La escuela debe comprometerse e implicarse en el establecimiento y desarrollo de nuevas prácticas educativas, adecuadas a los “nuevos medios”, a las necesidades y conocimientos actuales y para ello se precisa una nueva organización (aunque solo sea del aula). Hay que romper con las estructuras clásicas y los esquemas tradicionales de la escuela. Se hace preciso un espacio que permita el diálogo y no la comunicación unidireccional; que permita la investigación individual y en grupo (y no sólo la simple transmisión de conocimientos…); que integre las posibilidades de las nuevas tecnologías multimedias y audiovisuales, etc.
La sociedad contemporánea precisa una educación también actual, adecuada a las características y necesidades de los implicados, que varían de una época a otra. La escuela, ha de tener en cuenta, especialmente, a los alumnos; ha de preparar a los niños y jóvenes para la vida, en el tiempo que les ha tocado vivir. Es preciso integrar en la práctica educativa los “nuevos medios” (multimedias, audiovisuales, etc.) con sus posibilidades, ventajas e inconvenientes.

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