
La sonrisa de La Gioconda, uno de los gestos pictóricos más famosos de la historia del arte, ha originado ríos de tinta. Pero si alguien creía que estaba todo dicho y discutido sobre la célebre tela de Leonardo da Vinci, se equivoca. El historiador granadino José Enrique Ruiz-Domènec, autor de Leonardo Da Vinci o el misterio de la belleza, ha llegado a la conclusión de que La Gioconda, esposa de un noble comerciante de Florencia, no deseaba que la pintasen. «No quería posar ni sentirse observada», explicó. «Su marido se empecinó en que lo hiciese, pues quería tener un retrato suyo; ella, en venganza, respondió con una sutil mueca en la que deja traslucir lo que piensa sobre la vanidad, la altanería, el machismo, la prepotencia y la estupidez de los hombres», dijo Ruiz-Domènec.
0 comentarios